Segunda entrega de los que traicionaron a Germinal. En la primera te contamos sobre Pablito Martínez, y en este ocasión te traemos la figurita de Walter Cora Almirón, para que sigas completando tu album de traidores.
No hay mucho que decir de esta basura. Su carrera futbolística no fue nada del otro mundo. Su punto más alto fueron algunos partidos como titular en el Argentino A 95/96 y no mucho más. Para colmo una vez que se retiró la cagó más y se fue a dirigir a Defensores de La Ribera. En fin...
Lo realmente importante, su traición, donde demostró lo cagón que es, fue el 9 de marzo de 2003. Germinal recibía ese día a Guillermo Brown de Puerto Madryn, por la segunda final provincial del Argentino B. Siete días antes en el Golfo había ganado la Banda 1 a 0 y esta lacra fue titular.
Esa mínima diferencia asustó a los de Madryn, que se creían muy superiores al Verde. Además, esa tarde en el Raúl Conti Germinal llevó más de 1000 personas, por lo que los preocupaba mucho cuantos podían estar en El Fortín para la revancha.
Así las cosas apelaron a uno de los más viejos y sucios recursos del fútbol: comprar a un jugador rival. La bosta que se prestó para esto fue Walter Almirón. Le habrán pagado diez pesos, veinte o cien (más no creo porque esta basura sale barato), y el Cora, cumplidor él, cumplió: no iban dos minutos de la revancha cuando le dio un codazo a Avalos (que no tenía la pelota), enfrente de l árbitro.
No hay mucho que decir de esta basura. Su carrera futbolística no fue nada del otro mundo. Su punto más alto fueron algunos partidos como titular en el Argentino A 95/96 y no mucho más. Para colmo una vez que se retiró la cagó más y se fue a dirigir a Defensores de La Ribera. En fin...
Lo realmente importante, su traición, donde demostró lo cagón que es, fue el 9 de marzo de 2003. Germinal recibía ese día a Guillermo Brown de Puerto Madryn, por la segunda final provincial del Argentino B. Siete días antes en el Golfo había ganado la Banda 1 a 0 y esta lacra fue titular.
Esa mínima diferencia asustó a los de Madryn, que se creían muy superiores al Verde. Además, esa tarde en el Raúl Conti Germinal llevó más de 1000 personas, por lo que los preocupaba mucho cuantos podían estar en El Fortín para la revancha.
Así las cosas apelaron a uno de los más viejos y sucios recursos del fútbol: comprar a un jugador rival. La bosta que se prestó para esto fue Walter Almirón. Le habrán pagado diez pesos, veinte o cien (más no creo porque esta basura sale barato), y el Cora, cumplidor él, cumplió: no iban dos minutos de la revancha cuando le dio un codazo a Avalos (que no tenía la pelota), enfrente de l árbitro.
Ni siquiera supo disimularlo. Los más de seis mil hinchas del Verde presentes en la cancha no podían entender algo semejante. Algunos quisieron salvarlo y lo llamaron "estupidez".
Nosotros no somos tan buenos. Almirón se vendió ese día, o lo que es peor, vendió la camiseta por dos mangos. Por eso fue, es y será un traidor.