viernes, 27 de febrero de 2009

Aquella tarde de gloria

De hazañas el Verde tiene un cajón lleno y necesitaríamos veinte blogs o más para contarlas todas. Pero vamos con una reciente, que la mayoría de quienes visitan este espacio seguramente hayan vivido y quieren recordar.

Un día como hoy hace cuatro años Germinal recibía a Deportivo Madryn por el Clausura del Argentino B. El escenario era pésimo para el Verde. El Aurinegro llegaba puntero e invicto en cinco partidos. El Verde, último, con cuatro derrotas y un empate. Los del Golfo tenían un plantel completo de futbolistas profesionales. En Germinal 9 titulares eran surgidos de la cantera.

Con esa previa comenzó el encuentro. Sorprendió el Verde a los 10 minutos. El arquero visitante salió mal, Marcos Correa estuvo rápido de reflejos y puso en ventaja al local. Con buen juego y parado de contra Germinal aguantó el resultado todo el primer tiempo. Pero apenas empezado el segundo empató Madryn y parecía que todo se desmoronaba. La ventaja física también jugaba; ellos entrenaban doble turno todos los días y los del Verde cuando podían, claro, debían trabajar.

Pero el empate persistió, Madryn se quedó con diez a los 20 de la segunda etapa y parecía un punto consagratorio y merecido para el local. Pero a los 44, una torpeza de la defensa visitante le dio un tiro libre al borde del área a Germinal. Entre peleas y nerviosismo de un lado y del otro, Héctor Lalo Silva, capitán aquella tarde, se paró frente a la pelota y dijo "pateo yo".

La clavó al ángulo y desató el delirio. Poco importó que matemáticamente esa tarde Germinal quedaba condenado al descenso. La entrega de un grupo de hombres desmoronó la preparación profesional de otros. La humildad venció a la soberbia y la historia se impuso al dinero. Madryn entendió ese día que la gloria no se compra. Germinal no hizo más que reafirmar que ya la tenía ganada hace rato.

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