A pedido del público (leáse nos re colgamos) seguimos publicando el histórico (?) cuento que narra las hazañas de un Germinal - La Ribera. Prometemos meterle pata así lo terminamos de publicar pronto. Partes anteriores:
parte I -
parte II -
parte III.
-----------------------------------
El juez hizo como que nada había sucedido y empezó el partido. Pese a las sustituciones, los suplentes de La Ribera eran casi tan buenos como los titulares, y a los 15 minutos, tras una excelente jugada entre Robinho (ingresado por Bellido) y Sebastián Arraigada (reemplazante de Kaká) llegó la apertura del marcador.
Pero había más: a los 32 Messi sacó un tirazo desde 40 metros y la metió ángulo. Así terminó el primer tiempo, ganando 2 a 0 la visita.
Los comentarios para la segunda mitad no eran alentadores para el albiverde. El relator Walter Nelson sentenció su ya clásico “partido liquidado”, ante la mirada de reproche que le destinó Alejandro Fabbri. Niembro fue aún más duro al expresar que “sólo hubo un equipo en la cancha” y Bilardo aseguró que “en el segundo tiempo La Ribera le hace cinco o seis”.
En los vestuarios había sensaciones encontradas. En el visitante, el Bambino se tostaba en su cama solar, los jugadores improvisaban unas manos de truco y el ayudante de campo y el kinesiólogo se bajaban unos vasos de whisky. Todo era risas y algarabía.
En el vestuario germinalista, las caras pálidas copaban el ambiente y Pepe Castro hacía lo imposible por levantar la moral de sus jugadores. “No está muerto quien pelea. Siete veces caído ocho veces levantado. Hasta la victoria siempre”, repetía, con el libro de frases de Bucay bajo el brazo. De todas maneras no parecía tener mucho efecto en los jugadores.
Desesperado, se acercó al capitán Lalo Silva. “Lalo, hablales vos que les llegás más”, le imploró. Fiel a su estilo, Lalo se levantó, puso cara de malo y empezó a decir a los gritos: “¡Arriba la puta madre que los parió! Cambien esas caras de mierda que faltan 45 minutos. Nosotros seremos pobres, feos y malos, pero ni en pedo nos vamos a dejar ganar por estos nenes de mamá. Vamos a romperles el orto y si no podemos ganarles, por lo menos al final vamos a cagarlos a trompadas”.
La reacción fue tremenda. Todos los jugadores se levantaron en un grito contenido de furia. Empezaron a patear, romper y tirar todo, ante la impotencia del presidente Martínez, quien esperaba que todo ese desastre sirviera para algo en la cancha. Lalo Silva fue llevado en andas y hay quien dice que a Pepe Castro se le escapó un lagrimón.